Todos los componentes del paisaje, natural o humanizado, están relacionados entre sí.
Por ejemplo: una montaña tiene un tipo de relieve y una altitud que condicionan su vegetación y su fauna, posee un clima propio y da lugar al nacimiento de ríos o glaciares. A su vez, el clima influye en las formas de relieve y en la biogeografía. Las aguas también modelan formas de relieve y permiten la formación de bosques de ribera, mientras que las plantas fijan y enriquecen el suelo, impidiendo la erosión, y transpiran, proporcionando vapor a la atmósfera. Finalmente, el hombre aprovecha y transforma este espacio según sus necesidades y tecnología (casas, vías, terrazas, cultivos, etcétera).
Es un sistema complejo y estrechamente relacionado: si se modifica un elemento, se alteran todos.