5. El islam y el califato árabe
En el siglo vii , Mahoma fundó la religión musulmana o islámica en Arabia. Sus sucesores crearon un gran imperio que se extendió desde la península ibérica hasta la India.
5.1. Origen y expansión del islam
Antes de la aparición del islam, los habitantes de la península arábiga estaban divididos en tribus nómadas que se desplazaban por el gran desierto arábigo y se dedicaban a la ganadería y al comercio con caravanas. Tenían en común la lengua, y eran politeístas, es decir, adoraban a diversas divinidades. Los conflictos entre ellos eran frecuentes por el control de las rutas comerciales y de los oasis.
Al sur de la península, existía una región fértil (Yemen ) en la que podía practicarse la agricultura. Entre esta región y las civilizaciones del Mediterráneo, se estableció una próspera ruta comercial. En el centro de esta ruta, se situaba la ciudad de La Meca.
En el año 610, Mahoma, un comerciante de La Meca, afirmó haber recibido la visita del arcángel San Gabriel, que le transmitió la nueva religión; desde entonces se dedicó a predicar la nueva doctrina religiosa, según la cual, solo había un dios, Alá. Sus enemigos lo expulsaron a él y a sus seguidores de la Meca en el año 622. Este suceso, llamado Hégira, marca el comienzo de la era musulmana (año 0).
Mahoma tuvo éxito en la ciudad de Medina y años después, en el 630, los musulmanes vencieron a los habitantes de La Meca y Mahoma volvió triunfante a esta ciudad. Suprimió los cultos politeístas pero respetó la piedra sagrada o Kaaba. La ciudad se convirtió en el principal centro religioso de la religión islámica. Cuando Mahoma murió, en el año 632, la mayoría de las tribus árabes se habían sometido a su autoridad.
Los sucesores de Mahoma se llamaron califas y el territorio donde gobernaban, califato. Los dominios del califato se extendieron más rápidamente que cualquier otro imperio anterior.
Las causas de esta rápida expansión fueron:
La mayor motivación de los soldados musulmanes, que luchaban por su fe. En cambio, los soldados de los ejércitos oponentes habían sido reclutados a la fuerza o eran mercenarios. Algunos musulmanes tienen la obligación de la yihad, o lucha por defender y difundir su fe, por medios pacíficos o violentos.
La corrupción de los imperios vecinos. Las minorías dominantes de los imperios bizantinos y persa, exigían a sus súbditos elevados impuestos. Por esta razón la población estaba descontenta.
La popularidad de la nueva religión en otros territorios. Al principio de su expansión, los musulmanes permitieron cierta tolerancia con otras religiones; consentían que cristianos y judíos practicaran su religión a cambio de pagar impuestos especiales.
El carácter diplomático. A veces, en lugar de emplear la guerra, pactaban con los gobernantes enemigos y ocupaban su territorio respetando a las instituciones y a los funcionarios autóctonos, siempre y cuando reconociesen la supremacía de los musulmanes.
LA EVOLUCIÓN DEL IMPERIO ISLÁMICO
Califas ortodoxos (632-661)
Los primeros califas fueron familiares de Mahoma. Se produjo una gran extensión territorial:
Controlaron la península arábiga.
Vencieron al Imperio Bizantino (ba-talla de Yarmuk, 636) y conquistaron Siria, Palestina y Egipto.
Sometieron al Imperio Persa Sasá-nida (batalla de Kadisiya) y conquista-ron Mesopotamia y Persia.
Califato Omeya (661-750)
Después de una guerra civil, el cargo de califa pasó a la dinastía omeya, que gobernó desde su capital en Damasco. En su expansión territorial llegaron hasta la India por el este, a Samarcanda por el norte y hasta la península ibérica por el oeste. Pero fracasaron cuando intentaron conquistar Constantinopla y también fueron frenados por los francos en la batalla de Poitiers (732).
Califato Abasí (750-1258)
Después de una nueva guerra civil, el cargo de califa pasó a la dinastía abasí, que trasladó la capital a Bagdad. Adoptaron una administración más centralizada. Del siglo viii al x tuvo lugar la edad de oro del imperio musulmán. Después, entró en decadencia.
Crisis del califatp (siglo X) y división política
A partir del siglo x , las frecuentes guerras civiles frenaron el desarrollo económico. Finalmente, el imperio se dividió en diversos califatos independientes, como los omeyas que gobernaron en Al-Ándalus o los fatimís en Egipto. Mientras tanto, aumentó la importancia de los turcos, un pueblo asiático que se había islamizado.
Expansión posterior
Navegantes y comerciantes musulmanes extendieron el islam más allá de las fronteras del califato siguiendo las rutas comerciales: por el sur del Sahara, la costa este de África, India, Indonesia, Filipinas y el centro de Asia hasta zonas próximas a China.
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5.2. Organización política del califato
Los principales cargos políticos durante el califato, fueron:
El califa, que era la máxima autoridad religiosa y política.
Los visires, o ministros, que actuaban como consejeros del califa y acabaron ocupándose del gobierno y de la gestión de los asuntos importantes.
Los emires o walís, gobernadores de las provincias y territorios del imperio.
Los cadíes o jueces, eran los encargados de impartir justicia. Se ocupaban tanto de los asuntos civiles como de los religiosos.
Los diwanes o tesoreros, recaudaban impuestos.
5.3. Economía
Agricultura
Los árabes, mantuvieron su tradición ganadera. De sus rebaños de cabras y ovejas obtenían leche, carne, lana y cuero. Para transportar personas y mercancías usaban dromedarios, asnos y caballos.
Los árabes, originarios de un territorio desértico, se preocupaban por lograr aprovechar al máximo el agua. Por ello, difundieron el uso de técnicas para la agricultura de regadío: pozos para obtener el agua del subsuelo; aljibes en los que recogían el agua de la lluvia; acequias, que eran pequeños canales con los que distribuían el agua; norias y terrazas para facilitar el cultivo y el riego en zonas con desnivel.
Igualmente ampliaron el uso de técnicas de conservación de alimentos en sal (salazón) y en vinagre o aceite (escabeche).
Extendieron por sus dominios nuevos cultivos procedentes de Asia: el arroz, el algodón, la caña de azúcar, los cítricos (naranja, limón), hortalizas (como la berenjena, la zanahoria o la espinaca), etc. Estos cultivos llegaron a Europa a través de los árabes.
Comercio y artesanía
El comercio se convirtió en la principal fuente de riqueza del califato. Tuvo un gran desarrollo ya que el imperio islámico sustituyó al Bizantino como cruce de rutas co merciales terrestres, fluviales (por los ríos) y marítimas entre:
Europa Occidental, de donde venía madera, hierro, estaño, plata, etc.
Europa Oriental, de donde llegaban pieles, oro, cobre, etc.
Asia, que exportaba especias, perfumes, objetos de lujo, seda, etc. Una de las rutas más famosas que llegaba al mundo musulmán fue la ruta de la seda, que traía seda y otros productos (piedras y metales preciosos, especias, porcelana, etc.) desde China atravesando el centro de Asia.
África, desde donde llegaba marfil, oro, esclavos, sal, etc.
Esta extensa red de rutas comerciales, favoreció también el desarrollo de la artesanía. Los musulmanes destacaron en la elaboración de productos textiles, alfombras, joyas, armas, objetos de vidrio y marfil, etc. Para consumo local elaboraban ladrillos, azulejos, objetos de cerámica y esparto.
Para facilitar los intercambios comerciales, se generalizó el uso de las mismas monedas en todo el territorio del califato: el dinar de oro y el dírham de plata.
LA CIUDAD MUSULMANA
La prosperidad comercial tuvo como consecuencia el desarrollo de la vida urbana. Destacaron ciuda des, como Bagdad (Irak), Damasco (Siria) o El Cairo (Egipto). En las ciudades musulmanas, se podían encontrar:
La medina, era la parte central de la ciudad y estaba amurallada. En su interior se localizaban construcciones religiosas como la mezquita principal o mezquita mayor, y la madraza, escuela donde se estudiaba el Corán; construcciones civiles como el zoco o mercado, donde se realizaban los intercambios comerciales; los baños públicos, la alhóndiga (donde se almacenaba y se comercializaba con cereales); los barrios de viviendas, caracterizados por las calles estrechas y un trazado irregular; los barrios específicos para judíos (llamados juderías ) y para cristianos. Construcciones mi-litares como la alcazaba o palacio fortificado que estaba protegido por una guarnición de soldados.
Fuera de la medina se situaban otros barrios llamados arrabales y los cementerios.
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5.4. La sociedad musulmana
En los territorios musulmanes la sociedad estaba dividida entre la aristocracia terrateniente, que obtenía los beneficios agrícolas y comerciales, y el resto de la población, mayoritariamente campesinos. Los musulmanes tenían más derechos que los que no tenían esta religión.
¿Lo sabías?
La mujer musulmana
La familia musulmana continuó con la tradición patriarcal de las civilizaciones de su época, es decir, la mujer estaba subordinada al hombre, su padre o su marido, y salía poco de casa. Se impuso el uso obligatorio del velo para las mujeres, una costumbre que copia ron de los bizantinos y los persas.
La minoría privilegiada, la aristocracia terrateniente, estaba formada por:
– Las familias de origen árabe, descendientes de los conquistadores, que ocupaban los principales cargos políticos.
– Las familias importantes de los territorios ocupados, que se habían islamizado pero no eran árabes, tenían cargos políticos secundarios.
Importante
Retrato de Avicena
Entre los grandes pensadores musulmanes figuran Averroes y Avicena.
El cordobés Averroes tradujo y estudió a Aristóteles. Gracias a sus obras, el pensamiento de este filósofo griego se conoció en Europa.
El persa Avicena estudió medicina, astronomía, filosofía y física. En su obra Canon, se sintetizaba todo el saber de la época sobre medicina y durante siglos fue la obra principal de esta ciencia.
El resto de la población:
– La población que se había convertido al islam.
– La población que profesaba otra religión: cristianos y judíos. Se respetaba sus costumbres y leyes religiosas. Sus derechos estaban limitados y pagaban más impuestos que los musulmanes, por eso las conversiones al islam eran frecuentes. Una vez islamizados no podían retractarse, ya que las leyes islámicas castigaban duramente al musulmán que cambiaba de religión.
– Los esclavos, de origen turco, eslavo o africano. Su número era escaso, además si se convertían al Islam obtenían la libertad, ya que estaba prohibido tener esclavos musulmanes.
5.5. La cultura musulmana
El califato árabe creó una única cultura, la musulmana, que tenía en común la lengua, la religión, las costumbres y otros aspectos culturales.
La lengua árabe sustituyó a las lenguas autóctonas desde Marruecos a Irak, excepto en Persia y los territorios más al este, que conservaron sus lenguas aunque se convirtieron al islam.
La filosofía, la ciencia y el arte musulmán, adoptaron elementos de otras culturas:
De Oriente los árabes trajeron el uso de los números arábigos, el sistema decimal (que usamos actualmente), el papel, el ajedrez, la brújula, libros, como Las mil y una noches, que reúne relatos árabes, indios, persas, etc.
De Occidente recuperaron el pensamiento de los antiguos griegos, que se había perdido en Europa Occidental. De esta forma, gracias a los libros de los sabios musulmanes los europeos recuperaron conocimientos olvidados.
5.6. La religión musulmana
Representación del santuario de la Kaaba en La Meca.
El islam significa sumisión. El libro sagrado del islam es el Corán. Según su tradición, recoge las revelaciones de Dios a Mahoma. Fue escrito después de la muerte de Mahoma con el fin de preservar las palabras atribuidas a Mahoma. Se dividió en suras o capítulos.
En el Corán se establecen los cinco pilares de la fe que todo musulmán debe cumplir y respetar:
Creencia en un solo Dios, Alá (Dios en árabe) y en su profeta (enviado de Dios) Mahoma.
Oración cinco veces al día, en unas horas concretas y en dirección a La Meca.
Dar limosna a los más pobres.
Ayunar durante el día en el mes de Ramadán (un mes al año).
Peregrinar a la Meca, al menos una vez en la vida.
El Corán establece también otras normas, que los estados musulmanes consideran leyes de obligado cumplimiento, la sharia, o ley islámica. Por ejemplo:
No representar imágenes de Dios, de Mahoma, ni ninguna figura humana.
No comer carne de cerdo ni beber bebidas alcohólicas.
En el islam no hay sacerdotes, pero sí imanes, que dirigen la oración, y ulemas, que estudian el Corán.
¿Lo sabías?
Los sufíes buscan el crecimiento espiritual mediante la oración y la música. Se acercan a una posición panteísta (Dios está en todas partes) por lo que son vistos con desconfianza por sunitas y chiitas.
Dentro del islam existen diferentes corrientes:
Los sunitas, (constituyen el 90% de los musulmanes). Además del Corán siguen la Sunna, una recopilación de textos y sucesos sobre la vida de Mahoma.
Los chiitas (comprenden el 10%). Rompieron con los sunitas cuando los omeyas llegaron al poder. Únicamente reconocen la legitimidad del califa Alí, el último de los califas ortodoxos. Los chiitas siguen sus propias normas y las orientaciones de sus líderes llamados ayatolás.
El islam acepta los relatos de la Biblia, pero considera que Jesucristo es un profeta más y no el hijo de Dios (como creen los cristianos).
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5.7. El arte musulmán
En el arte musulmán destaca la importancia del aspecto decorativo. Como no se podían representar figuras humanas, dibujaban bellas formas de caligrafía, arabescos o atauriques (formas vegetales) y lacería (formas geométricas). Estos dibujos se repetían en varios formatos: pintura, escultura, yeserías, mosaicos, cerámicas, miniaturas, etc.
Sus principales construcciones fueron los templos religiosos, llamados mezquitas (como las de la Meca, Medina, Jerusalén, Damasco, El Cairo, Samarra, Kairuán, Córdoba, etc.), los palacios (como el de los omeyas en Damasco y el de los abasíes en Bagdad) y los mausoleos, o tumbas monumentales (como el de Tamerlán en Samarcanda o el Taj Mahal en Agra, India). Su arquitectura adoptó elementos de procedencia diversa: de Roma el arco de medio punto y dovelas de colores; de Bizancio cúpulas doradas y bóvedas; de Oriente arcos lobulados, y de los visigodos el arco de herradura.
La arquitectura musulmana se caracteriza por el uso de materiales pobres, como el ladrillo, recubiertos de materiales vistosos, como los azulejos, y una rica decoración.
Bóveda de mocárabes.
Motivo caligráfico.
Arco de medio punto peraltado.
Bóveda de crucería califal.
Ataurique.
Arco lobulado.
Cúpula gallonada.
Lacería.
Arco de herradura con dovelas de colores.
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