El esqueleto está formado por todos los huesos del cuerpo.
El esqueleto es un armazón que da forma a nuestro cuerpo, nos permite mantener la postura, interviene en el movimiento y protege órganos delicados, como el cerebro, la médula espinal y el corazón.
Los huesos y las articulaciones
Los huesos son órganos rígidos y resistentes que contienen sustancias minerales como el calcio. A pesar de su aspecto rígido, los huesos son órganos vivos que crecen y cuyas células necesitan nutrientes.
En nuestro cuerpo tenemos tres tipos de huesos diferentes: planos, largos y cortos.
Los extremos de muchos huesos del esqueleto están cubiertos de cartílago, que es un tejido mucho más flexible y blando que el tejido óseo que forma los huesos. También hay cartílago en otras zonas de nuestro cuerpo, como la nariz y las orejas.
Los huesos del esqueleto se unen entre sí mediante las articulaciones. La rodilla y el hombro son articulaciones móviles y los huesos permanecen unidos mediante los ligamentos. También hay articulaciones, como las que unen los huesos del cráneo, que no permiten el movimiento entre los huesos que las forman.