7. La filosofía en el período helenístico
Epicuro
En su Epístola a Meneceo, Epicuro nos proporciona las recetas para lograr la perfección moral:
El temor a los dioses es vano; estos son felices y no se ocupan de los hombres.
El miedo a la muerte es absurdo; cuando llega, nosotros ya no estamos.
El placer, el bien, es de fácil acceso, si nos atenemos a los que son naturales y necesarios.
El dolor, el mal, es siempre provisional y, si llega a ser intenso, resulta breve.
Durante el período helenístico el debate filosófico tuvo cinco voces:
Los platónicos de la Academia.
Los aristotélicos o peripatéticos (a Aristóteles le gustaba enseñar paseando alrededor del patio central —peri patos — del Liceo).
Los epicúreos o filósofos de El Jardín.
Los estoicos de Zenón de Citio.
Los escépticos de Pirrón de Elis.
7.1. El epicureísmo
La escuela epicúrea debe su nombre a Epicuro de Samos, quien emigró a Atenas y adquirió una propiedad a las afueras de la ciudad para fundar una escuela filosófica que fue conocida como El jardín. La escuela mantuvo abiertas sus puertas hasta el siglo iii d. C.
La doctrina epicúrea abarcó las tres grandes áreas en las que los antiguos dividieron la filosofía: lógica, física y ética. Su aportación más original la encontramos en el ámbito de la filosofía moral.
En el terreno del conocimiento, defendió un empirismo radical que concedía plena fiabilidad a los sentidos. Según los epicúreos, si cometemos un error al conocer, este solo puede provenir de la razón, que no se limita a la inmediatez de los datos, sino que elabora el conocimiento; y, al elaborar, se puede confundir.
Epicuro construyó una teoría física solo porque la consideraba necesaria para su teoría moral. El miedo a los misterios de la naturaleza, que incluyen tanto los fenómenos celestiales como la conciencia de la propia muerte, puede perturbar al hombre e impedirle alcanzar la felicidad. De ahí la necesidad de construir un saber sobre la naturaleza que elimine ese riesgo.
El verdadero placer
Por lo tanto, cuando decimos que el placer es el fin y bien supremo, no nos referimos a los placeres de los libertinos ni a los deleites sensuales, como suponen algunos por ignorancia o incomprensión de nuestra doctrina, o por no estar de acuerdo con ella. Hablamos de la ausencia del dolor físico y turbación mental. Pues no son el beber y el comer, ni los placeres de la carne, ni el goce de los pescados y manjares de las mesas suntuosas los que proporcionan una vida feliz, sino la sobriedad y la constante consideración racional de las causas de la elección y el rechazo, y el abandono de las meras opiniones susceptibles de traer al alma la mayor turbación.
Epicuro
Carta a Meneceo, Editorial de la Universidad de Puerto Rico
La física epicúrea está basada en la teoría atomista, y es materialista y mecanicista como la doctrina de Demócrito. Para Epicuro, solo existen cuerpos y vacío. La existencia de los cuerpos nos la muestran los sentidos y la existencia del vacío la inferimos del hecho de que existe el movimiento. Los cuerpos pueden ser simples o compuestos. Los cuerpos simples son los átomos y los compuestos son el resultado de una combinación de átomos.
Ética
La ética epicúrea se basa en proponer la felicidad como fin último de la conducta humana, y en identificarla con el placer y la ausencia de dolor.
Epicuro distinguió dos tipos de placeres:
Placeres en reposo. En este tipo de placeres, una vez alcanzado el objeto que los produce, la sensación placentera se instala definitivamente en el sujeto que la experimenta. Por ejemplo, el conocimiento y la amistad.
Placeres en movimiento. Tienen un carácter efímero, de modo que, apenas los experimentamos, la sensación placentera desaparece y nos obliga a renovar el esfuerzo para recuperarlos. Por ejemplo, saciar el hambre o la sed.
Para Epicuro son preferibles los placeres en reposo, ya que los placeres en movimiento provocan turbación emocional y generan una dependencia que trae consigo un cierto grado de sufrimiento.
El objetivo último de la conducta humana es alcanzar un estado de felicidad serena e imperturbable, denominado ataraxia, en el que el individuo es capaz de prescindir de todo aquello que le puede acarrear sufrimiento.
7.2. El estoicismo
Zenón
Según Zenón, la lógica y la física son virtudes en sí mismas: la lógica es la virtud de saber cuáles percepciones que nos llegan por los sentidos aceptar y la física es la virtud de saber cómo actuar conforme a la naturaleza. Ambas disciplinas son indispensables —junto con la ética— para aprender cómo llegar a ser sabios.
Zenón de Citio abrió una escuela de filosofía en Atenas, en el año 306 a. C., junto a uno de los pórticos (stoas ) de acceso a la ciudad. Por este motivo, sus seguidores fueron denominados estoicos o filósofos del pórtico.
La filosofía estoica tuvo un buen número de seguidores y su existencia se extendió más allá del período helenístico. Llegó a ser una de las escuelas dominante durante el período romano, con pensadores como Séneca, Epícteto y el emperador Marco Aurelio.
El objetivo primordial de la filosofía estoica consiste en lograr la felicidad por medio de la virtud.
Para conseguir su objetivo, consideraron imprescindible alcanzar un conocimiento verdadero sobre la realidad natural. El vínculo entre virtud y ciencia era tan grande que pensaron que debía existir una correspondencia entre los tipos de virtud y las partes en las que se divide la ciencia. En consonancia con las tres ciencias reconocidas —lógica, física y ética—, distinguieron tres tipos de virtud: la racional, la natural y la moral.
Para los estoicos, alcanzar la felicidad consiste en aceptar con serenidad las leyes inalterables de la naturaleza.
Lógica
La lógica es la ciencia de los discursos. Los estoicos distinguían dos tipos de discursos: los continuos y los de preguntas y respuestas. De los primeros se debía ocupar la retórica y de los segundos, la dialéctica. En ambos casos, el objetivo es establecer un criterio de verdad. Para los estoicos, la tarea principal del pensamiento es guiar la acción y para ello debe ser capaz de diferenciar la verdad del error y la falsedad.
La parte de la lógica estoica que ha ejercido una mayor influencia en la filosofía posterior es la que se ocupa de las proposiciones y de los razonamientos en los que se establecen conexiones entre proposiciones simples. Estos estudios son la base de la moderna lógica de enunciados.
Física
La física estoica sostiene la existencia de un orden necesario, perfecto, inmutable y de carácter racional que gobierna la realidad. La naturaleza está compuesta por dos principios: uno activo (la razón) y otro pasivo (la materia), que son corpóreos porque para los estoicos no existe ningún tipo de realidad incorpórea.
La acción de la razón sobre la materia configura los distintos seres naturales, creando la realidad tal como la conocemos. Esta acción tiene un carácter necesario pues todo lo que acontece tiene una causa que lo determina. Existe una cadena causal de hechos que son, a su vez, causa de otros hechos. De romperse esta cadena, se quebraría el orden racional del cosmos. Este orden tiene carácter divino: Dios se identifica con el cosmos y lo gobierna. La doctrina estoica sobre la naturaleza es panteísta .
Vivir según la naturaleza
¿Qué importa que el placer se dé tanto entre los buenos como entre los malos y no deleite menos entre los buenos como entre los malos y no deleite menos a los infames su deshonra que a los virtuosos su mérito? Por esto los antiguos recomendaron seguir la vida mejor, no la más agradable, de modo que el placer no sea el guía, sino el compañero de la voluntad recta y buena. Pues es la naturaleza quien tiene que guiarnos; la razón la observa y la consulta. Es lo mismo, por tanto, vivir felizmente o según la naturaleza.
Séneca
Sobre la felicidad, EDAF
Ética
La ética estoica es una guía para el uso de la razón, para que esta permita al ser humano establecer la armonía entre la naturaleza y él mismo. Esta armonía lo conducirá a la felicidad.
Para alcanzar la felicidad, la razón debe aceptar voluntariamente el orden natural universal que, de cualquier modo, no es posible alterar. A partir de aquí, los estoicos deducen sus principios éticos que se basan en la noción del deber entendido como conformidad de la acción humana con el orden racional del cosmos.
Los estoicos concibieron la moral como un remedio para los males humanos. El sufrimiento es causado principalmente por las pasiones entendidas como deseos irracionales que nos llevan a afirmar nuestra propia individualidad por encima de las sabias leyes de la naturaleza. El sabio estoico es capaz de entender y cumplir con el deber, logrando así liberarse de las pasiones que son la causa de todo sufrimiento. La perfección moral del sabio estoico consiste en alcanzar estos tres estadios:
La autarquía o independencia del exterior.
La apatheia o impasibilidad ante las desdichas.
La ataraxia o imperturbabilidad del ánimo.
7.3. El escepticismo
Más que una escuela filosófica, el escepticismo es una propuesta de modelo de vida que formuló Pirrón de Elis y que contó con numerosos seguidores durante el período helenístico.
El escepticismo se basa en la idea de que es posible vivir una vida feliz y alcanzar la paz de espíritu a pesar de que no haya verdades que se puedan conocer o valores que se puedan alcanzar.
Las tesis fundamentales de esta doctrina se pueden resumir del siguiente modo:
Las cosas son indiferentes e indiscriminadas y, por tanto, nuestras opiniones respecto a ellas no son verdaderas ni falsas.
El camino correcto consiste en carecer de opiniones y de inclinaciones admitiendo que nada es más de lo que no es.
Quienes logren alcanzar esta disposición de ánimo disfrutarán de la imperturbabilidad que conduce a la felicidad.
Pirrón aseguraba que nada es bueno, malo, justo ni injusto. Así, nada es verdad, sino que los hombres actúan en todo momento por convención y costumbre.