2. La metafísica
La mayoría de las ciencias selecciona un aspecto de la realidad y concentra su atención en él. Por ejemplo, la física estudia los seres naturales en cuanto que son materiales o la biología se centra en los seres vivos y estudia sus propiedades vitales.
Aristóteles consideró que debía haber una ciencia general que se ocupara de las propiedades que poseen todos los seres por el simple hecho de ser. Esa disciplina se llama filosofía primera o metafísica.
2.1. El ser y la sustancia
Cuando un término tiene una pluralidad de significados independientes, se dice que es equívoco ; en cambio, cuando posee un significado único, se dice que es unívoco . Por ejemplo, hombre es un término unívoco, mientras que vino es una palabra equívoca porque designa una bebida y también una forma verbal (pretérito perfecto simple del verbo venir).
La palabra ser no es unívoca porque tiene más de un significado, pero tampoco es equívoca. Decimos que todas las cosas son, pero también que son sus propiedades, ya sean fundamentales o accesorias. Por ejemplo, decimos que Juan es, pero también decimos que Juan es humano, racional, alto o bajo. Los distintos sentidos en los que usamos la palabra «ser» y sus derivados comparten algo que les otorga unidad, es decir, son análogos.
Ese algo común que poseen los usos que hacemos del concepto de ser es que remiten a la sustancia. De hecho, todos los modos de ser son sustancias o afecciones de la sustancia en sentido amplio.
Sustancia es todo aquello que existe en sí mismo y que sirve de soporte para las propiedades que se predican de ella. A esas propiedades Aristóteles las llamó accidentes para resaltar el hecho de que pueden ser sustituidas unas por otras sin que la sustancia cambie en lo esencial.
Desde un punto de vista gramatical, los accidentes son siempre predicados de un sujeto, mientras que la sustancia no se predica de ninguna otra cosa. La sustancia es siempre el sujeto gramatical, nunca el predicado. Para Aristóteles, el ser puede predicarse de diversos modos. Cada uno de los modos de predicación constituye una categoría.
Por ejemplo, si se afirma de alguien que mide 1,70 metros, que es rubio o que vive en Sevilla, se está diciendo que todo eso le acontece, pero que no pertenece a su esencia porque si alguna de esas propiedades cambiara, el individuo no dejaría de ser quien es.
Sujeto y sustancia
Y el sujeto es aquello de lo que se dicen las demás cosas, sin que él, por su parte, se diga de otra. Por eso tenemos que determinar en primer lugar su naturaleza; porque el sujeto primero parece ser sustancia en sumo grado. Como tal se menciona, en un sentido, la materia y, en otro, la forma, y, en tercer lugar, el compuesto de ambas (y llamo materia, por ejemplo al bronce, y forma a la figura visible, y compuesto de ambas, a la estatua como conjunto total).
Aristóteles
Metafísica, Gredos
La composición de los seres naturales
Una forma general determinada, realizada en una carne y unos huesos concretos, es lo que da lugar a Sócrates o a Calias. Son seres diversos por la materia, pues en ambos es distinta la materia, pero la forma es idéntica.
Aristóteles
Metafísica, Aguilar
Hemos afirmado que la sustancia podía ser sujeto y nunca predicado; pero en el gráfico anterior la incluimos dentro de las categorías, es decir, dentro de los predicados. Por ejemplo, se puede afirmar que Juan (sustancia/sujeto) es un hombre (sustancia/predicado). Aristóteles resuelve esta aparente contradicción explicando que existen dos clases de sustancias:
Sustancias primeras. Son las cosas concretas, individuales: este hombre, ese árbol, aquella piedra.
Sustancias segundas. Son los entes universales, los géneros y las especies : hombre, árbol, mamífero, etc. Aristóteles no consideró que fueran sustancias en sentido estricto, es decir, no poseen existencia separada; de lo contrario, estaría admitiendo la teoría de las Ideas de Platón. Pero ¿a qué otra categoría pueden corresponder? Solo a la de sustancia. Por eso, para distinguirlas de las sustancias primeras, las llamó sustancias segundas.
2.2. El hilemorfismo
El hilemorfismo es la doctrina aristotélica según la cual todo ser natural está compuesto por dos elementos: materia y forma.
Materia (hylé). Es aquello de lo que está hecha una cosa. Por ejemplo, la materia de un manzano es la madera de su tronco, sus raíces y sus ramas, la pulpa de sus frutos, etcétera.
Forma (morphé). Es lo que hace que algo sea lo que es. Por ejemplo, la forma de un manzano es la que hace que sea precisamente un manzano y no otro tipo de árbol. La forma no debe entenderse en el sentido de figura, que es secundaria, sino como la esencia. Por tanto, lo universal es la forma, pero esta no está, como las Ideas platónicas, separada de las cosas, sino presente en ellas, informándolas. Así, por ejemplo, la forma del manzano no está separada de cada manzano particular, sino presente en todos y cada uno de los manzanos que existen.
Según esta doctrina hilemórfica, la materia y la forma de los seres naturales no pueden existir por separado. Se pueden distinguir por medio del pensamiento, pero no dividir en la realidad. Con esta distinción queda resuelto por primera vez de manera satisfactoria el problema de la relación de las especies con las cosas individuales: los universales son sustancias, pero abstractas y no concretas; por eso son sustancias segundas.
Aristóteles distingue dos niveles de materia:
La materia prima. Es el componente material último de todo el cosmos, la materia despojada de toda forma. No es algo que podamos encontrar tal cual en la naturaleza. Se trata solo de una abstracción cuya existencia necesitamos suponer.
La materia segunda. Es el resultado de aportar a la materia prima un componente formal, aunque en su grado más elemental. Las primeras materias segundas que nos encontramos son las de los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego. A partir de ellas se forma la materia de cada clase de seres: materia vegetal, materia animal o materia mineral.
De los dos elementos de los que está compuesto todo ser natural, la forma es ontológicamente superior a la materia. La materia proporciona individualidad: un pino se diferencia de otro por la materia concreta de la que está hecho cada uno. Pero lo que los hace ser pinos, lo que les concede el ser, no es su materia, sino su forma.
La forma que otorga el ser a la sustancia se denomina forma sustancial. Aunque no es posible la existencia de la materia prima desposeída de forma, pueden existir, en cambio, formas inmateriales puras, que son las realidades sobrenaturales y divinas.
2.3. El acto y la potencia
Un ente puede ser algo actualmente o solo tener la posibilidad de serlo. Un determinado ente puede ser, por ejemplo, un árbol actual o una semilla, es decir, un árbol en potencia. Así, la semilla es un árbol, pero en potencia, como el niño es un hombre o la crisálida es una mariposa. Sin embargo, es necesario precisar lo siguiente:
Una potencia es siempre potencia para un acto determinado. La bellota tiene potencia para ser encina, pero no caballo. Para Aristóteles, esto implica que el acto es anterior a la potencia. Como la potencia es potencia de un acto determinado, el acto está ya presente en su misma potencialidad.
La gallina está presente en el huevo por la sencilla razón de que no hay huevos a secas, sino que el huevo es, por ejemplo, de gallina, con lo cual la gallina está ya, de algún modo, en el huevo y es la que le confiere su potencia.
El ser en potencia necesita, para existir, tener cierta actualidad. La oruga, que es mariposa en potencia, es oruga en acto. El mismo ente tiene, pues, un ser actual y el ser potencia de otro ente. Esto es sumamente importante para la correcta interpretación del movimiento tal como lo concibe Aristóteles.
Proceso de transformación de la oruga en mariposa. En todo cambio, cada organismo posee su propio acto y su potencia para transformarse en el siguiente dentro del proceso.
Proceso de transformación de la oruga en mariposa. En todo cambio, cada organismo posee su propio acto y su potencia para transformarse en el siguiente dentro del proceso.
Proceso de transformación de la oruga en mariposa. En todo cambio, cada organismo posee su propio acto y su potencia para transformarse en el siguiente dentro del proceso.
Proceso de transformación de la oruga en mariposa. En todo cambio, cada organismo posee su propio acto y su potencia para transformarse en el siguiente dentro del proceso.
Para Aristóteles, la forma tiene prioridad sobre la materia y el acto prevalece sobre la potencia. El acto es la plena realización de una determinada realidad. En cambio, la potencia es solo un proyecto de realidad a la espera de su desarrollo. Esto permite realizar una clasificación de los seres según su mayor o menor grado de realidad:
El menor grado de realidad corresponde a la materia prima. Ella puede ser cualquier cosa, pero todavía no es ninguna: es pura potencia.
En la parte intermedia estarían todos los seres naturales compuestos en mayor o menor medida de potencialidad y actualidad.
En la cúspide se encuentra el acto puro, aquello que es acto perfectísimo, sin mezcla de potencia. Aristóteles también lo llama «motor inmóvil».
− Es motor puesto que es el fin hacia el que tienden todos los seres naturales y, en ese sentido, es causa de su movimiento.
− Es inmóvil porque no cambia: su perfección excluye la potencia y, por lo tanto, el movimiento.