La Comunitat presenta ecosistemas típicamente mediterráneos, con bosques en los que predominan árboles y arbustos de hoja perenne, pequeña y coriácea.
En las regiones montañosas de nuestra comunidad, el bosque mediterráneo está constituido por sabinas, alcornoques y pinos.
Los sabinares se localizan entre los 1 200 m y 1 500 m de altitud entre los carrascales y los pinares de montaña. Se conservan en buen estado, ya que las duras condiciones climáticas impiden la acción del ser humano. Destacan los sabinares de Castellón (comarcas de L'Alt Maestrat, Els Ports y L'Alcalatén) y de Valencia (Los Serranos y el Rincón de Ademuz).
En ciertas zonas del interior de la Comunitat Valenciana, donde el suelo presenta una composición más silícea, es posible encontrar, además, alcornocales. Destacan los desarrollados en los suelos arenosos de la sierra de Espadán y la sierra Calderona (Valencia).
Los bosques de carrasca y los bosques de alcornoque originales de nuestra comunidad han sido sustituidos progresivamente por grandes masas de pinos.
Estos pinares que se observan en las zonas interiores están constituidos por pino albar en las cotas más altas y frías (como los de Penyagolosa y Cerro Calderón) o proceden de la repoblación forestal con pino alepo, que crece a poca altitud en terrenos calizos, o pino rodeno, que vive en terrenos silíceos. Esto contribuye a la propagación de los incendios, ya que los pinos son especies pirófitas.
Aunque la vegetación de la Comunitat Valenciana está formada principalmente por árboles de hoja perenne, en algunas zonas del interior (1 000 m-1 200 m) existen bosques formados por árboles de hoja caduca, como el rebollo o roble valenciano y el arce. Sin embargo, el rebollar más original de esta zona, y el único de la Península Ibérica, presenta fresno florido y se localiza en las zonas montañosas más húmedas del sur.
Para iniciar cualquier fuego son necesarios tres elementos: sustancias combustibles, oxígeno y una fuente de calor. El oxígeno está siempre presente en el aire. El calor, además de las causas naturales, como la caída de un rayo, puede proceder de la actividad del ser humano.
El material combustible es el propio bosque (hojas, hierbas, arbustos, ramas, etcétera). Los pinos, debido a la resina que contienen y a las piñas, que saltan a grandes distancias cuando arden, propagan el fuego con gran rapidez. Por este motivo, la repoblación de pinares con pino carrasco ha sido una práctica habitual que ha contribuido a la propagación de los incendios.
Menos combustibles son los bosques caducifolios de las riberas de los ríos, como las choperas, las saucedas y los olmedos.
Los incendios son demasiado abundantes en nuestras tierras y aportan a la atmósfera alrededor del 20 % del valor total de las emisiones de partículas. Una buena política de limpieza de montes permitiría disminuir el riesgo de incendios y aprovechar, además, el valor energético de estos residuos.
En el interior de nuestra comunidad, los profundos barrancos de paredes verticales presentan cuevas, grietas y salientes en los que nidifican numerosas aves, como el cernícalo común, el águila perdicera, el halcón peregrino y el buitre leonado.
En los roquedos, el mamífero más abundante es la cabra montés. Prolifera también en ellos la vaqueta o caracol blanco, el molusco gasterópodo más apreciado en la gastronomía valenciana.
En cuanto a la flora característica de estas zonas, cabe destacar aquellas especies que prosperan en sustratos muy pobres y prácticamente carentes de agua, como las plantas espinosas o las carnosas (capaces de almacenar agua): el coixinet de monja, el tomillo, el romero, el enebro, la sabina, la aliaga, etcétera.
Aliaga (Genista scorpius).
Arenaria valentina, endemismo valenciano.
Posiblemente, el ave más peculiar de los encinares es el arrendajo o gaig, cuya costumbre de enterrar en otoño entre 4 000 y 5 000 bellotas como reserva para el invierno lo convierte en el mayor repoblador natural del bosque de encina.
La vegetación originaria de la Comunitat estaba constituida por formaciones boscosas de encina o carrasca, debido a que las características climáticas y de composición del suelo resultan favorables para su desarrollo en nuestro territorio. Los encinares o carrascales constituyen bosques umbrosos en los que es posible encontrar lianas, como la madreselva y la zarzaparrilla. Aparecen acompañados de otras especies arbóreas, como el quejigo, el arce o el serbal, y su sotobosque se compone de arbustos como el lentisco, el enebro, el madroño o el palmito. Los más representativos de la Comunitat son los de los montes de Vallivana (Castellón y los de La Font Roja (Alicante).
A medida que se desciende a cotas más bajas, entre las zonas de alta montaña y la costa, los carrascales son sustituidos por los lentiscales y los coscojares, en los que es bastante frecuente encontrar espino negro y matorrales de tomillo, romero, espliego y salvia, como sucede en la sierra de Bernia (Alicante).
Actividad 1
Busca información acerca del estado de pinares y sabinares en la Comunitat. ¿Por qué se conservan en buen estado?
