Observa las imágenes y describe lo que ves.
Académico: que pertenece a una academia.
Trastorno: desorden, confusión.
Cuando Carlos le daba las buenas noches, el académico le contaba cosas interesantes.
Una de esas noches, hace tiempo, le preguntó:
—¿Crees en los duendes?
—Depende —dijo Carlos.
Don Leopoldo lo miró por encima de los lentes. Los cristales
de sus gafas eran tan estrechos que parecían la mitad del cristal.
—¿De qué depende?
Carlos se quedó pensativo:
—Depende del duende.
—Eso es un galimatías —dijo su abuelo.
«¿Qué era un galimatías?» Carlos sintió una enorme curiosidad
y le preguntó. Al académico no le gustaba explicarle todas las
cosas, a veces prefería que las investigara él mismo.
Le mandó abrir el diccionario.
En su último cumpleaños, le había regalado un diccionario organizado por colores. A cada bloque de palabras que empezaba por la misma letra, le correspondía un color.
Galimatías empezaba por g. A estas palabras, como a todas las que empezaban por la letra g, le correspondía el color gris.
Carlos buscó en el color gris la palabra «galimatías» y encontró lo siguiente:
Galimatías. Lenguaje oscuro. || Confusión, desorden, lío.
—¿Comprendes ahora? —exclamó el académico—. Tu respuesta se presta a confusión, es un lío, un galimatías. ¿Crees o no crees en los duendes? Porque, vamos a ver, ¿qué es un duende? A ver cómo lo define el diccionario.
La palabra «duende» venía en el color azul. El diccionario decía:
Duende. Espíritu fantástico que habita en algunas casas. Son traviesos y causan trastornos. Pueden aparecer con diferentes figuras.
Aunque la definición no hablaba del color de los duendes, Carlos estaba convencido de que eran azules.
—Bien —continuó su abuelo—, ¿crees o no crees en los espíritus fantásticos y traviesos que habitan en algunas casas y causan trastornos?
—Sí —respondió el niño.
—Pues en la Real Academia tenemos uno: el duende de la ñ. Eso dice la bibliotecaria, Margarita. Según ella, cuando alguien abre el viejo libro de la Ñ, uno de los [...
] grandes libros que se guardan en el sótano, siempre ocurre algo extraño. ¿Qué te parece?
Carlos se quedó tan...
sorprendido. Y...
fascinado que no supo qué responder. En la Real Academia, donde trabajaba su abuelo, había un duende. Por lo visto, sí. En un escondido sótano donde se guardaban [...
] libros antiguos de tamaño gigante, que correspondían a cada una de las letras del alfabeto.
Luisa Villar Liébana, El duende de la ñ. Ed. Edelvives. (Texto adaptado).