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El primer ministro en el reino de los francos, se conocía como mayordomo de Palacio. Este cargo fue aumentando su influencia hasta que en el año 751, uno de ellos, Pipino I el Breve, derrocó al rey franco y ocupó el trono. Esto supuso un problema de legitimidad para la nueva familia reinante, la dinastía carolingia.
Por su parte, el Papa necesitaba ayuda por la invasión de los lombardos en Italia. Pipino y su hijo Carlos decidieron ayudar al Papado para conseguir su apoyo. Para ello, sometieron a los lombardos y concedieron tierras a la Iglesia. A cambio, el papa apoyó a los carolingios y legitimó su ascenso al poder.
Carlos, que accedió al trono tras la muerte de su padre, en el año 768, continuó extendiendo sus dominios y en año 800 fue coronado Emperador en Roma por el Papa León III. Recibió el título de Magno (el Grande) por mantener el control sobre extensos dominios. Su sueño era restaurar el antiguo Imperio Romano de Occidente. Estableció su capital en Aquisgrán (Alemania), donde construyó su palacio.
A la muerte de Carlomagno, en el año 814, reinó su hijo Luis el Piadoso. Posteriormente los hijos de Luis se disputaron su herencia y por el tratado de Verdún, en el año 843, el Imperio se dividió en varias unidades políticas. Así, se produjo la división entre Francia y Germania (futura Alemania).
Un siglo después, el emperador germano Otón I, venció a magiares y eslavos y ocupó toda Europa central y parte de Italia fundó el Sacro Imperio Romano Germánico, integrado por varios territorios autónomos.
El emperador franco gobernaba desde su palacio con ayuda de la corte, un grupo de personas de su confianza que le asesoraban. Nombraba a los condes, para gobernar en las provincias, llamadas condados. Las provincias fronterizas, con mayor presencia militar, se dividieron en marcas dirigidas por un marqués. En ocasiones, territorios más importantes y estratégicos se convertían en ducados y eran gobernados por un duque.
La aparición del islam había interrumpido las rutas comerciales entre Europa Occidental y Oriente, por lo que la actividad agrícola, se convirtió en la principal fuente de riqueza.
Carlomagno y sus sucesores, premiaban a sus nobles con grandes propiedades, o latifundios. Los campesinos, la mayor parte de la población, trabajaban en las tierras de un noble o de la Iglesia y estaban sometidos a su autoridad.
LA EVOLUCIÓN DEL IMPERIO CAROLINGIO
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Carlomagno reunió en su corte a los sabios más reconocidos de la época. Los monjes copiaban textos antiguos para evitar que se perdieran; estos copistas inventaron una nueva forma de escritura redondeada que era más fácil de leer: la escritura carolingia. En los libros se realizaban pequeños dibujos, llamados miniaturas, para ilustrar los textos. Esta época de gran desarrollo cultural se conoce como Renacimiento carolingio.
También surgió un estilo arquitectónico propio, el carolingio, que se caracterizó por el uso del arco de medio punto, y muros de piedra y ladrillo, como se puede apreciar en la Escuela Palatina de Aquisgrán.
Actividad 26
¿Por qué el papa legitimó a los reyes carolingios a pesar de tratarse de una dinastía que habían expulsado del trono al rey anterior?
Actividad 27
Explica cómo era la organización política y social del Imperio carolingio.
Actividad 28
¿Cuál era la principal actividad económica?
Actividad 29
Observa en el mapa los límites del Imperio de Carlomagno y compáralos con los del mapa de los reinos germánicos.
Actividad 30
¿Por qué era tan importante la labor de los monjes copistas? Busca en Internet una imagen de una miniatura carolingia y escribe la respuesta a esta pregunta decorándola como se hacia en las miniaturas.
Actividades de refuerzo. Dos emperadores, dos imperios
1. ¿De qué imperio fue emperador Justiniano? ¿Y Carlomagno?
Actividades de ampliación. Investigamos la historia
La canción de Roldán
Actividades de ampliación. La economía en el Imperio carolingio
Durante la época del emperador franco Carlomagno, el comercio se redujo a la venta de algunos toneles de vino o sal, al tráfico prohibido de esclavos y a unos pocos artículos de lujo traídos de Oriente. Desde el cierre del Mediterráneo por el islam se acabó la actividad comercial regular y la circulación constante y organizada, lo que dio lugar a la desaparición de los mercaderes profesionales y de sus establecimientos en las ciudades. Aunque pervivieron pequeños y rudimentarios mercados locales, destacó el empobrecimiento general de la época. La circulación de dinero se volvió lenta e insuficiente. Aunque el imperio de Carlomagno fue muy brillante culturalmente hablando, en el aspecto económico fue un siglo de regresión. Los recursos del soberano se limitaron a las rentas de sus dominios, a los tributos de los pueblos vencidos y al botín de guerra.