Curiosidades del cuerpo humano
Si miras a tu alrededor, te parecerá que no hay dos personas iguales.
Sin embargo, todos los seres humanos estamos formados del mismo modo y tenemos
los mismos órganos. Lee atentamente los siguientes datos sobre el
cuerpo humano. ¡Te sorprenderás!
- Antes de nacer, te desarrollaste durante nueve meses en el vientre de tu madre. Al principio, estabas formado por una sola célula que medía una décima de milímetro. Al nacer medías unos 50 cm, es decir, tu tamaño se había multiplicado por 5.000.
- Por la mañana, una persona es aproximadamente 1 cm más alta que por la tarde. Esto se debe a que las almohadillas cartilaginosas de la columna vertebral se van comprimiendo durante el día.
- Una persona tiene entre tres y cinco millones de pelos en todo el cuerpo. Hay unos 100.000 pelos en la cabeza, y se nos caen unos 80 pelos al día.
- La piel es el órgano más vasto del cuerpo. Si la extendiéramos, cubriría la superficie de una cama de matrimonio. El cuerpo humano produce unos 18 kg de piel a lo largo de su vida, es decir, el peso aproximado de un niño de seis o siete años.
Cartilaginoso: Formado por cartílago, es decir, tejido duro y flexible.
Vasto: Extenso o grande.
- Tu esqueleto está formado por 206 huesos, la mitad de los cuales se encuentra en las manos y los pies. El hueso más largo es el fémur, que está en la pierna. El hueso más pequeño es el estribo, situado en el oído; mide solo 2,5 mm, como la punta de tu lápiz. Un trocito de hueso puede soportar un peso de nueve toneladas sin romperse. El mismo peso destrozaría un trozo de cemento del mismo tamaño.
- Nuestro cuerpo tiene más de 600 músculos. Al caminar, usas más de 200 músculos diferentes. El músculo más rápido es el que mueve los párpados, capaz de abrir y cerrar el ojo cinco veces por segundo.
- Tu corazón late más de 30 millones de veces al año. Respiras 15.000 veces al día. Tus pulmones se hinchan y se deshinchan aproximadamente 15 veces por minuto. Al toser, el aire puede salir a una velocidad de 140 kilómetros por hora. Tu pulmón derecho es mayor que el izquierdo porque este debe dejar espacio al corazón.
- Bostezas cuando a tu cuerpo le falta oxígeno. Parpadeas entre 15 y 20 veces por minuto y tus ojos fabrican tres litros de lágrimas al año.
El inventor de cuentos
¿Te gusta que te cuenten cuentos? ¿Serías capaz de inventar un cuento diferente cada día? Precisamente eso tiene que hacer nuestro amigo Rodolfo.
Esta es la historia de una princesa caprichosa y de un bufón que inventaba cuentos. Sentaos y escuchadme, porque el relato empieza ya, después de este punto y aparte.
Desde niña, la princesa Ivana se iba a dormir después de que Rodolfo, su bufón, le contara un cuento. Pero no uno común y corriente, de esos que todo el mundo conoce. No; el cuento de la princesa tenía que ser único. He aquí la razón de que Rodolfo pasara la mayor parte del tiempo enfurruñado, cavilando sin parar historias nuevas, una cada día. Y, creedme, no resulta tarea fácil complacer a una entendida en cuentos; porque Ivana, después de tantos años escuchándolos, se había vuelto una experta en argumentos y personajes. Un día, Rodolfo decidió que era hora de tener una charla con la princesa.
—Princesa Ivana, en la vida hay mucho más que cuentos. Además -y aquí se detuvo un momento, supongo que por los nervios-, pronto cumpliréis quince años. Ya no sois una niña, y los cuentos son cosa de niños.
—Debes saber que hay muchos tipos de cuentos. No todos tratan de dragones y princesas, de ogros y brujas -contestó la princesa.
Entonces la princesa hizo sonar una campanilla, y en el acto apareció un mayordomo que se detuvo frente a ella con una rodilla plantada en el suelo.
—Néstor, mi buen servidor, acércate a la biblioteca real y tráeme la novela más larga que encuentres -le ordenó.
Y quince minutos después, la princesa Ivana tenía sobre sus rodillas un librote antiguo de más de dos mil páginas. Leyó la primera frase en voz alta y mandó a Rodolfo que la copiara en una gran hoja de papel.
—Ahora, recorta la frase palabra por palabra -le dijo, sin añadir nada más.
Cuando hubo terminado, siete trozos de papel se apilaban en la mano del bufón, que, más extrañado que nunca, dijo:
—¡Aquí tenéis vuestra frase desmontada, majestad!
—Gracias, mi fiel bufón. Pero no me la des a mí, sino al aire.
—¿Al aire? -preguntó Rodolfo hecho un lío-. ¿Queréis que lance los trozos?
—Exacto. Deja que caigan al suelo libremente. Del derecho o del revés, por aquí o por allá. No importa.
Y eso hizo Rodolfo. De los siete trozos, solo tres cayeron boca arriba, con la palabra que tenían escrita bien visible. El resto, simplemente, no servía.
—Y bien, ¿qué tenemos aquí, bufón? Veo las palabras «cristal», «bosque» y «mi». ¡Ahí lo tienes!
—¿El qué? ¿Qué es lo que tengo?
—El título para el cuento de esta noche: «Mi bosque de cristal».
Bufón: Persona que, en la Edad Media, divertía a la corte con historias graciosas y chistes.
Enfurruñado: Malhumorado.
Cavilar: Pensar en algo con insistencia y preocupación.
Apilar: Amontonar.