La lectura silenciosa
El texto de la lectura cuenta las aventuras de Willy, una mosca que, inmediatamente después de nacer, ve cómo su vida se convierte en una aventura.
Antes de leerlo, mira las actividades. Te ayudarán a prestar más atención en algunos aspectos importantes. Después, haz una lectura silenciosa manteniendo un ritmo que te permita disfrutar y enterarte de lo que sucede en esta divertida historia.
Willy Col nació en una col. El lugar de nacimiento es muy importante para la vida de una mosca, ya que determina su mosquedencia. La col de Willy se encontraba en la tienda de Berta Tendereta.
A la temprana edad de tres minutos y medio, Willy decidió emprender su primer vuelo. Si tenemos en cuenta que un niño no empieza a andar hasta los diez o quince meses
¡es toda una aventura!
Willy despegó dando un gran salto hacia la báscula de la fruta. Pero no pudo mantener el rumbo, porque su ala derecha se movía más rápido que la izquierda. Así que voló alrededor de su col describiendo una curva cerrada. Y como no hallaba la causa de tan irregular vuelo, se esforzó en batir sus alas con una fuerza mayor. El resultado fue dar más y más vueltas alrededor de la col.
Tras la vuelta número setenta y nueve, Willy sintió que su ala derecha estaba agotada. De este modo logró trazar una corta recta en dirección a la lámpara. Sin embargo, advirtió que su ala izquierda estaba más descansada. ¡De repente empezó a batirla con todas sus energías! Lo que provocó un nuevo cambio de rumbo a la derecha
...
Al final, sus curvas se hicieron menos pronunciadas hasta que consiguió estabilizar el vuelo. Ya solo serpenteaba ligeramente. Willy se dirigió entonces con orgullo hacia la báscula de la fruta. Quería tomarse un pequeño descanso sobre esa cosa brillante y disfrutar del éxito que había obtenido en su primer vuelo.
¡Pero no es lo mismo saber volar que saber aterrizar! Willy surcó los aires como una flecha, desviándose muy por encima de su blanco, y
acabó estrellándose contra la frente de Berta, que se encontraba detrás de la báscula. Pero había cogido demasiado impulso y no pudo evitar rodar frente abajo, hasta que sus patitas peludas encontraron en la nariz de Berta un sitio donde agarrarse.
La primera reacción de la tendera hubiera sido espantar la mosca con la mano, o incluso acabar con ella. Afortunadamente, cargaba una valiosa caja de alcachofas y tenía las dos manos ocupadas, así que trató de soplar a Willy lejos de su nariz. Ponía una cara que recordaba poco a la de una amable tendera, ya que jadeaba levantando el labio inferior hasta la nariz como si fuese un bulldog.
Willy Col sintió la molesta corriente de aire y, sin saber el peligro que corría, se agarró con más fuerza a la nariz de Berta. Lo que comenzó siendo un leve, aunque molesto, cosquilleo, no tardó en convertirse en un picor insoportable.
Berta Tendereta sacudía la cabeza y relinchaba como una yegua desbocada. Se agitaba tanto que dos de las preciadas alcachofas salieron despedidas de la caja
, provocando el terrible enfado de Berta. Las aletas de su nariz empezaron a vibrar peligrosamente.
Willy intentaba aferrarse con todas sus fuerzas, mientras los pequeños garfios de sus patitas se clavaban en esa «cosa» carnosa y turbulenta.
¡Ya era demasiado! Y para colmo de males, Berta pisó una de las alcachofas que estaban esparcidas por el suelo, resbalando y cayéndose al lado de unas cajas de mandarinas.
Willy salió catapultado a causa de la caída. Se llevó un susto tan grande que cometió el mismo error de antes: olvidó que, para volar en línea recta, debía batir las dos alas con la misma fuerza. De ahí que comenzase a dar vueltas alrededor de la cabeza de Berta.
Esta cogió aire, se levantó de entre las cajas, tomó lo primero que encontraron sus manos —una ristra de cebollas—, y trató de dar caza a la pequeña mosca. ¡En vano! El insecto cambiaba de dirección y revoloteaba alrededor de ella provocando su desesperación.
Knister, Willy, la mosca. Ed. Bruño.
Jadear: respirar con fatiga o de forma rápida por efecto de algún trabajo o esfuerzo.