–Veo que ya os encontráis en situación de atenderme –le dijo a Alexander, con una cansada sonrisa–. Me llamo Denyal, y estoy al mando del grupo rebelde conocido como los Nuevos Dragones.
–Sí –asintió–. Había oído hablar de vosotros. Un grupo de campesinos que se ocultan en las montañas y que molestan a las serpientes de vez en cuando.
Denyal no pareció ofendido.
–Somos algo más que eso –respondió con sencillez.
Alexander lo cogió del brazo.
–El dragón –dijo con urgencia–. ¿Qué ha pasado con el dragón?
El rostro de Denyal se ensombreció.
–Una gran pérdida –murmuró–. Pero la nuestra es una empresa arriesgada, y los que se unen a nosotros lo hacen sabiendo que cada batalla puede ser la última.
–¿Te has vuelto loco? –rugió Alexander–. ¡Estamos hablando de dragones! ¡Nada vale tanto como la vida de un dragón!
Laura Gallego. Memorias de Idhún II (Adaptación)