Jacques Charles observó que las parejas de valores (T, V) determinan una función proporcional que tiende a cero, de manera que el volumen disminuía en 1/275 por cada grado centígrado que se descendía.
A partir de ese argumento, observó que habría una temperatura para la cual un gas no ocuparía volumen. Estimó dicho valor en −275 °C e indicó que no podrían existir temperaturas más bajas.
Dos generaciones después, William Thomson (Lord Kelvin), utilizando estas ideas desarrolló la escala que lleva su nombre: la escala Kelvin.